top of page
Buscar

Camino a casa

Nunca había entendido esta sensación tan dolorosa y desgarradora de estar a punto de llorar en el medio del gozo más absoluto.


Tal vez es por eso que lo he evitado y he preferido vivir en un mundo de tibieza donde ese tipo de sensaciones como de gozo absoluto, son reducidas y omitidas.

Estoy volando en una nube, abrazando a la divinidad, dándome cuenta que ando sobre los hombros de gigantes, mis abuelos, mis ancestros, todos aquellos que besaron esta tierra antes de que yo pensara siquiera en aterrizar en ella y a la vez que siento la paz, el gozo absoluto, siento como si me arrancaran un pedazo de corazón y es imposible no llorar.

Y me doy cuenta de que yo no soy esto, hermoso cuerpo, eficaz, mágico, lleno de cosas sorprendentes y de complejos organismos por descubrir a cada segundo, hermoso, mágico, extraordinario, pero no soy esto. Me doy cuenta que los dedos a través de los cuales escribo en el computador o los ojos, benditos ojos que me permiten leer cada letra, no soy yo. Yo soy algo distinto, soy como el ser detrás del control, quien conduce esta máquina perfecta a través de esta tierra bella y entonces siento un atisbo de mi hogar, me atropellan un montón de recuerdos, de imágenes de sitios que al pensar e intentar recordar su ubicación, no logro dar con su paradero y me doy cuenta que es mi casa, mi hogar, que estas imágenes que vienen a mi cargadas de amor, de alegría, pero a la vez de un dolor insoportable, son de aquel sitio de donde realmente soy.


Y es acá cuando suelto el control y decido dejarlas salir… empiezan tímidamente a rodar por las mejillas mientras el corazón se aliviana y luego son borbotones escapando de esta maquinita perfecta, mientras recuerdo, suspiro y añoro ese sitio que no puedo recordar donde está, sino simplemente sentir.


24 agosto 2021


 
 
 

Comments

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating
bottom of page